jueves, 22 de agosto de 2013

Me perdió el vicio de sus caderas atine a decir,  después no escuche nada más.   En ese estado de sopor me hundí en pensamientos brumosos.
Enojado por el traspié en la relación con Carmen desate toda mi pasión amorosa en cada reunión que se me presentaba. Aquel  día  salía de la escandalosa fiesta de Max  y   la vi, estaba sola en la vereda, vestido amarillo  casi transparente, tremendamente bella. Soplaba un viento terrible, no podía mantenerse parada,  solo la mire, supuse esperaba un taxi,  y seguí  pero ya sin librarme de su imagen.
No volví a encontrarla en mucho tiempo. Casi me reconcilie con la vida,  me engañe y creí que por fin sentaba cabeza con Mariel.
Max  iniciaba la filmación de una nueva película, quería al mejor fotógrafo decía y   me contrato para buscar locaciones. Fui a verlo, me hizo algunas aclaraciones y así cámara e n mano comencé el recorrido.
Termine el día agotado pero la producción había salido magnifica, tarde alrededor de una semana en completar el trabajo y lo llame.
Me cito en su casa el sábado siguiente. Toque el timbre y allí estaba, ella. Me quede parado como un tonto hasta que dije a que venía. Salió Max semidesnudo, inicie una disculpa  mirando disimuladamente la puerta, el me saludo afectuosamente y fuimos derecho a la biblioteca.
Tenía  un millón de preguntas, pero solo hablamos de trabajo. Me hizo algunas correcciones por lo cual no terminamos allí como hubiera querido. Esta vez no hicimos cita me pidió que volviera cuando estuviera listo sin previo aviso.
Pensé mucho en esa mujer, demasiado. No había dicho una palabra pero Mariel se me antojaba  burda a su lado, deslucida.
Tratando de convencerme que no estaba afectado estire el tiempo de terminación del trabajo, hasta que no pude hacerlo más. Me presente nuevamente en casa de Max, esta vez estaba sola, ni una palabra, tremendos besos y el amor.
Se levanto y me dejo solo,  me levante el pantalón, y me senté a esperar, perdido, sin entender nada. Al rato llego Max, me elogio, recibí mi paga y me despidió.
Di muchas vueltas antes de llegar a  casa,  intente tranquilizarme, pensar que había sido un momento, que no habría otra vez que ya todo estaba terminado, que no aceptaría ningún trabajo relacionado con Max.
En casa Mariel, me noto compungido, tembloroso di cualquier explicación, me metí en la bañera tratando de sacarme, sin querer,   su olor.
A la mañana siguiente mi cabeza estallo, llame a casa de Max y le pedí que nos reuniéramos  ella accedió, ese fue el preludio de una larga serie de encuentros que durarían por más de un año. Mariel paso a segundo plano, hasta que un día  llenó de gritos la casa, hizo su valija, y se fue sin despedirse.
Esta locura no podía durar para siempre, una mentira y todo cambia.
Dijo que debía dejar  la ciudad por razones familiares,  supe que mentía ni bien abrió su boca. Estuve varios días vigilando su casa, sus movimientos hasta que lo vi.
La espera rindió sus frutos, subí los dos pisos que me separaban hasta su puerta,  toque el timbre,  abrió confundida, sin mediar palabra la empuje por la ventana , al mirar  hacia la calle vi sus ojos sorprendidos como buscando explicaciones, me senté a esperar, las sirenas llegaron.
Todo se hace más claro ahora, la bruma se disipa, nos llaman a almorzar a mí y a mi compañero de celda.


No hay comentarios:

Publicar un comentario