Me perdió el vicio de sus caderas atine a decir, después no escuche nada más. En ese
estado de sopor me hundí en pensamientos brumosos.
Enojado por el traspié en la relación con Carmen desate toda
mi pasión amorosa en cada reunión que se me presentaba. Aquel día salía de la escandalosa fiesta de Max y la vi, estaba sola en la vereda, vestido
amarillo casi transparente,
tremendamente bella. Soplaba un viento terrible, no podía mantenerse parada, solo la mire, supuse esperaba un taxi, y seguí pero ya sin librarme de su imagen.
No volví a encontrarla en mucho tiempo. Casi me reconcilie
con la vida, me engañe y creí que por
fin sentaba cabeza con Mariel.
Max iniciaba la
filmación de una nueva película, quería al mejor fotógrafo decía y me
contrato para buscar locaciones. Fui a verlo, me hizo algunas aclaraciones y
así cámara e n mano comencé el recorrido.
Termine el día agotado pero la producción había salido
magnifica, tarde alrededor de una semana en completar el trabajo y lo llame.
Me cito en su casa el sábado siguiente. Toque el timbre y
allí estaba, ella. Me quede parado como un tonto hasta que dije a que venía. Salió
Max semidesnudo, inicie una disculpa
mirando disimuladamente la puerta, el me saludo afectuosamente y fuimos
derecho a la biblioteca.
Tenía un millón de preguntas,
pero solo hablamos de trabajo. Me hizo algunas correcciones por lo cual no
terminamos allí como hubiera querido. Esta vez no hicimos cita me pidió que
volviera cuando estuviera listo sin previo aviso.
Pensé mucho en esa mujer, demasiado. No había dicho una
palabra pero Mariel se me antojaba burda
a su lado, deslucida.
Tratando de convencerme que no estaba afectado estire el
tiempo de terminación del trabajo, hasta que no pude hacerlo más. Me presente
nuevamente en casa de Max, esta vez estaba sola, ni una palabra, tremendos
besos y el amor.
Se levanto y me dejo solo,
me levante el pantalón, y me senté a esperar, perdido, sin entender
nada. Al rato llego Max, me elogio, recibí mi paga y me despidió.
Di muchas vueltas antes de llegar a casa,
intente tranquilizarme, pensar que había sido un momento, que no habría
otra vez que ya todo estaba terminado, que no aceptaría ningún trabajo
relacionado con Max.
En casa Mariel, me noto compungido, tembloroso di cualquier
explicación, me metí en la bañera tratando de sacarme, sin querer, su
olor.
A la mañana siguiente mi cabeza estallo, llame a casa de Max
y le pedí que nos reuniéramos ella accedió,
ese fue el preludio de una larga serie de encuentros que durarían por más de un
año. Mariel paso a segundo plano, hasta que un día llenó de gritos la casa, hizo su valija, y se
fue sin despedirse.
Esta locura no podía durar para siempre, una mentira y todo
cambia.
Dijo que debía dejar
la ciudad por razones familiares,
supe que mentía ni bien abrió su boca. Estuve varios días vigilando su
casa, sus movimientos hasta que lo vi.
La espera rindió sus frutos, subí los dos pisos que me
separaban hasta su puerta, toque el
timbre, abrió confundida, sin mediar palabra
la empuje por la ventana , al mirar hacia la calle vi sus ojos sorprendidos como
buscando explicaciones, me senté a esperar, las sirenas llegaron.
Todo se hace más claro ahora, la bruma se disipa, nos llaman
a almorzar a mí y a mi compañero de celda.
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